Carta del Ministro general
Roma, 26 febrero de 2022
Prot. N. 00141/22
Queridos hermanos, ¡Que el Señor os dé su paz!
Durante estos días, los medios de comunicación de todo el mundo informan constantemente del trágico suceso de la guerra contra Ucrania. Lo que está ocurriendo en este país vecino es un acto de violencia que ojalá nunca hubiese ocurrido, porque no es más que el presagio de mucho dolor: la gente se está muriendo, se están destruyendo estructuras, muchas familias se están quedando sin hogar, la sociedad en su conjunto está experimentando miedo y desconcierto; y en lugar de la paz, la incertidumbre y la desesperación están creciendo en los corazones de la gente.
Los capuchinos regresaron a Ucrania hace 26 años, después de la caída de la Unión Soviética. Tuve la oportunidad de visitar a estos hermanos en persona el pasado mes de julio. Hoy en día hay siete fraternidades, con la presencia de 36 hermanos, la mitad de ellos ucranianos y la otra mitad polacos.
Todos ellos han expresado su intención de permanecer en Ucrania y compartir y acompañar a la gente en estos momentos difíciles. Les damos las gracias y nos hacemos participes plenamente de sus sentimientos. En algunos conventos se están acogiendo a las personas que buscan un lugar más seguro para refugiarse de los bombardeos. En nuestras iglesias rezamos y adoramos al Santísimo Sacramento y nuestros hermanos tratan de ser un apoyo para todos. Les he comunicado que no tengan miedo de compartir generosamente los recursos de que disponen, porque en ningún momento les va a faltar nuestra ayuda.
Conscientes de que el drama de la guerra no sólo afecta a Ucrania, sino también a muchas otras partes del mundo, y de que muchos de nuestros hermanos capuchinos, junto con otros cristianos, se enfrentan a persecuciones, a veces brutales, tratemos de responder de corazón a la invitación del Papa Francisco de unirnos en oración y penitencia por la paz en Ucrania y en el mundo, especialmente el próximo 2 de marzo, Miércoles de Ceniza. No limitemos nuestra oración y nuestro compromiso de ser constructores de paz, solo a ese día.
Como a Francisco de Asís, Dios nos sigue confiado una misión esencial: llevar la paz en nombre de nuestro Salvador Jesucristo, anunciando al mundo el mensaje del amor de Dios por el hombre: es la Buena Noticia, el Evangelio que ennoblece las relaciones humanas.
No olvidemos, sin embargo, que nuestra voz será más eficaz si todo comienza primero en nuestro corazón, intentando, pues, que los trágicos acontecimientos actuales en Ucrania se conviertan en una oportunidad para volver al Señor, para reanudar con decisión nuestro camino de apertura a Dios y a su amor, y para construir una relación personal más fuerte con Jesucristo; Él nos ha revelado que el rostro de Dios Padre es el rostro del amor incondicional al hombre, a todo hombre, y es el rostro del perdón. Sólo así podremos ayudar a devolver la esperanza y la vida a los hermanos y hermanas que encontremos, y que en estos momentos están viviendo situaciones de destrucción y muerte.
¡A los hermanos de Ucrania, toda nuestra cercanía, afecto y admiración!
María, Reina de la Paz, ruega por nosotros.
Que mi bendición os acompañe a todos.
fray Roberto Genuin
Ministro General OFMCap
Tomado de: https://www.ofmcap.org/es/notizie/altre-notizie/item/5141-oremos-por-ucrania